Salimos de Oxford en dirección a Stonehenge y de camino nos íbamos a desviar un poco para ha hacer una parada y visitar el Caballo blanco, ya que por casualidad lo descubrí cuando estaba preparando la ruta, aunque no es un sitio típico a visitar nos pareció que podría ser interesante. Os pongo una foto aérea y os cuento un poquito acerca de él.
El Caballo Blanco de Uffington es una figura prehistórica que se encuentra en la parte alta de una colina de 374 metros de altura, en el suroeste de Inglaterra. Este caballo está tallado sobre la colina, habiendo retirado la vegetación y dejado expuesto el mineral Creta, el cual es de color blanco dándole el aspecto que podemos ver en la fotografía. Esta figura data de hace unos 3.000 años (Edad de Bronce) lo que se ha podido descubrir por estudios que muestran la cantidad de tiempo que un mineral ha estado expuesto a la luz.
El camino hacia el caballo fue atravesando una Inglaterra muy rural. En la información que habia encontrado ponía que no habia perdida, tal cual se iba uno acercando se veian carteles indicando la dirección, la verdad es cuando vimos el primer cartel, ya fue el de parking para el caballo blanco. La llegada al parking es por un carretera muy estrecha por la que asciendes una colina. Hasta el momento ni rastro del caballo. Llegamos al parking que estaba en midad de un bosquecillo, pero eso si, con su correspondiente máquina para pagar, aunque como no funcionaba, esta vez no pagamos. Seguimos sin ver el caballo. En el lado derecho del parking, hay una escaleras, con unas indicadores hacia el caballo blanco.
Subimos las escaleras y nos sorprende un pequeño cartel en la puerta de la valla que nos informa que es una propiedad privada y que al pasar cerremos la puerta para que no se escapen las ovejas. Cruzamos la puerta y la cerramos, al pasar entre los arboles vemos un extenso prado ante nosotros:
Os estaréis preguntando, ¿y el caballo? pues nosotros también nos los preguntábamos, mientras seguimos caminando por el sendero, pasamos por el lado de las ovejitas, llegamos al otro lado de la valla, cruzamos otra puerta que daba una carretera... y de momento ni rastro del caballo.
Subimos a la pequeña colina que había al otro lado de la carretera y por donde parecía que seguía el sendero.
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